Se dice que el escritor Edmund Burke acuño el término para
la prensa antes de la Revolución Francesa. El hombre no era consciente de hasta
cuanta razón tenía, incluso creo que se quedó corto, que realmente la prensa
(escrita, TV, electrónica…) es realmente el primer poder, superando a cualquier
otro poder político, militar o religioso.
Evidentemente los “poderosos” no han dejado de darse cuenta
y hoy día la prensa, el primer poder, el creador de opinión, es un arma que
proveen y sirven a los fines de quienes los manejan. Y esto sucede en todos los
ámbitos.
No quiero decir que no hay periodistas buenos, veraces e
independientes, existen, y muchos, me atrevo a decir que son la mayoría. Pero
están controlados y acaban amoldándose a la máxima, de “si quieres trabajar
aquí, tienes que escribir tal que así”. Los medios están dominados por los
poderosos (es decir los que tienen dinero) y ellos colocan al frente de los
mismos a aquellos que les bailan el agua, la mayoría de las veces, de manera
absolutamente vergonzosa.
Hoy día, en política, deportes (léase fútbol) y demás puedes
ver versiones absolutamente distintas de
la realidad dependiendo del “color” del medio que elijas. La imparcialidad ha
sido borrada de un plumazo y sin ninguna vergüenza, ya nadie se esconde, la
expresión “caretas fuera” está más vigente que nunca. No se cuenta lo que pasa,
si no que se cuenta lo que quieren que la gente piense que pasa.
Las posturas se han radicalizado al extremo de hacer que se
pueden ver dos “Españas”, no hay más que coger el Marca y el Sport (o Mundo
Deportivo) tras una jornada de fútbol, o La Razón y El País tras una decisión
política comprometida.
Si enviásemos en dos naves espaciales distintas con resúmenes
de prensa (agrupadas por signos) al espacio y las encontrasen una misma civilización extraterrestre deducirían (en
buena lógica) que se trata de dos planetas diferentes. Yo mismo, a veces, creo
que la prensa es la prueba tangible de la existencia de los “universos
paralelos” con los que coquetea la física cuantíca.
Pero el verdadero problema es que la radicalización solo
conduce a mayor radicalización por definición, pues se retroalimenta para “defenderse”
de la radicalización de “otros medios”. Esta radicalización se está trasladando
a un nutrido grupo de lectores que están siendo adoctrinados de manera brutal y
que interpretan la realidad según los cánones del periodismo que siguen.
Los poderes fácticos controlan claramente esto, y se
aprovechan de la capacidad de crear “mainstream” del primer poder, y todo esto
me recuerda irremediable y tristemente al 1984 de George Orwell y su Ministerio
de la verdad, que controlaban las mentiras que querían que el pueblo oyese.
El que la prensa sea verdaderamente independiente es
fundamental para poder avanzar como sociedad, si no, caminaremos
irremediablemente a una dictadura (encubierta) del sistema. Y hoy día, la poca
independencia que queda está en sitios muy minoritarios y pequeños que aún no
son lo suficientemente importantes para ser absorbidos por los grandes grupos,
pero la gobalización y la capacidad de acceso a internet de todo el mundo es
una halo de esperanza para la independencia.
"La libertad es poder decir libremente que dos y dos
son cuatro" (1984 - George Orwell)
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