sábado, 21 de julio de 2012

El cuarto poder


Se dice que el escritor Edmund Burke acuño el término para la prensa antes de la Revolución Francesa. El hombre no era consciente de hasta cuanta razón tenía, incluso creo que se quedó corto, que realmente la prensa (escrita, TV, electrónica…) es realmente el primer poder, superando a cualquier otro poder político, militar o religioso.
Evidentemente los “poderosos” no han dejado de darse cuenta y hoy día la prensa, el primer poder, el creador de opinión, es un arma que proveen y sirven a los fines de quienes los manejan. Y esto sucede en todos los ámbitos.
No quiero decir que no hay periodistas buenos, veraces e independientes, existen, y muchos, me atrevo a decir que son la mayoría. Pero están controlados y acaban amoldándose a la máxima, de “si quieres trabajar aquí, tienes que escribir tal que así”. Los medios están dominados por los poderosos (es decir los que tienen dinero) y ellos colocan al frente de los mismos a aquellos que les bailan el agua, la mayoría de las veces, de manera absolutamente vergonzosa.
Hoy día, en política, deportes (léase fútbol) y demás puedes ver  versiones absolutamente distintas de la realidad dependiendo del “color” del medio que elijas. La imparcialidad ha sido borrada de un plumazo y sin ninguna vergüenza, ya nadie se esconde, la expresión “caretas fuera” está más vigente que nunca. No se cuenta lo que pasa, si no que se cuenta lo que quieren que la gente piense que pasa.
Las posturas se han radicalizado al extremo de hacer que se pueden ver dos “Españas”, no hay más que coger el Marca y el Sport (o Mundo Deportivo) tras una jornada de fútbol, o La Razón y El País tras una decisión política comprometida.
Si enviásemos en dos naves espaciales distintas con resúmenes de prensa (agrupadas por signos) al espacio y las encontrasen una misma  civilización extraterrestre deducirían (en buena lógica) que se trata de dos planetas diferentes. Yo mismo, a veces, creo que la prensa es la prueba tangible de la existencia de los “universos paralelos” con los que coquetea la física cuantíca.
Pero el verdadero problema es que la radicalización solo conduce a mayor radicalización por definición, pues se retroalimenta para “defenderse” de la radicalización de “otros medios”. Esta radicalización se está trasladando a un nutrido grupo de lectores que están siendo adoctrinados de manera brutal y que interpretan la realidad según los cánones del periodismo que siguen.
Los poderes fácticos controlan claramente esto, y se aprovechan de la capacidad de crear “mainstream” del primer poder, y todo esto me recuerda irremediable y tristemente al 1984 de George Orwell y su Ministerio de la verdad, que controlaban las mentiras que querían que el pueblo oyese.
El que la prensa sea verdaderamente independiente es fundamental para poder avanzar como sociedad, si no, caminaremos irremediablemente a una dictadura (encubierta) del sistema. Y hoy día, la poca independencia que queda está en sitios muy minoritarios y pequeños que aún no son lo suficientemente importantes para ser absorbidos por los grandes grupos, pero la gobalización y la capacidad de acceso a internet de todo el mundo es una halo de esperanza para la independencia.
"La libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro" (1984 - George Orwell)

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