Una pequeña crónica de mi primera (y seguramente no última)
vez que veo un partido de la NFL en directo.
Los que me seguís (y ¿leéis?) sabréis de mi pasión por el
football americano (algún día os hablaré de cómo surgió),y llevaba un
par de años rumiando la idea de ver un partido en directo así que el invento de las “NFL international series” me lo puso en
bandeja.
La NFL es un negocio puro y duro y como tal busca nuevos
mercados, así que todos los años se juegan algunos partidos de liga regular
(nada de exhibiciones o amistosos, no, football de verdad) en Londres, en el
mítico estadio de Wembley, escenario perfecto.
Así que comentándolo con mi primo, otro gran amante de este
deporte, nos liamos la manta a la cabeza y en enero nos pillamos las entras.
Sí, en enero, pues salen a la venta con muchísima antelación (el partido era en
noviembre) y duran lo que un caramelo a la puerta de un colegio.
Aquí surgió la primera duda ¿A qué partido vamos? La
velocidad de venta de las entradas baratas nos ayudó un poco y al final “escogimos”
el Jacksonville Jaguars versus Dallas Cowboys.
El partido, sobre el papel, por aquel entonces, no parecía
gran cosa; los Jags no son un equipo muy bueno, precisamente y los Cowboys, que
son el equipo de América, tampoco eran la marimorena, pero sobre el partido
hablaremos después.
Damos ahora un salto en el tiempo y hablemos del fin de
semana en la NFL (NFL UK, vale, pero NFL al fin y al cabo)
Llegamos a Londres el viernes y ya en el aeropuerto se podía intuir lo que nos esperaba, ya que en
la cola para los billetes del bus delante de nosotros estaban 3 chicos alemanes
con gorras de los ‘boys.
El viernes lo dedicamos a asentarnos y conocer la cultura de
pub de Londres y degustar cervezas muy sabrosas, además de una breve visita al
British Museum.
El sábado es el día del fan en estos eventos, pero tuvimos la
mala suerte de que todos los fastos, que habitualmente se celebran en Regent
St. fueron trasladados al propio Wembley, una verdadera putada pues nuestro hotel estaba
al lado de Regent St.; como mi primo no conocía Londres y Wembley está a las
afueras, decidimos no acercarnos (prometo que para mi próxima vez, acudiré y os
lo contaré) y conocer un poco lo más famoso de la capital londinense.
Ya se respiraba mucho football por las calles de la
ciudad, cada pocos viandantes, se veía alguno con camisetas y o distintivos de
su equipo. Me llamó mucho la atención que predominaban los Patriots y también
los Steelers (en nuestro hotel había un par de fans). Visita obligada es la Nike Store que tiene su planta
baja totalmente decorada con los equipos que juegan ese fin de semana y donde
te puedes comprar camisetas de cualquier equipo (aunque solo está el jugador
más conocido de cada equipo, salvo los dos que juegan ese fin de semana, que
tienen algunos jugadores más). Allí me probé un casco (de los Cowboys) y me compré una (carísima) camiseta de Jamaal
Charles que luciría al día siguiente en el partido.
El domingo nos dirigimos directamente
hacia Wembley, en metro/tren. Tras caminar unos minutos desde la estación
llegamos al estadio, temprano, muy temprano, pero allí si que era ya NFL, la
decoración, las tiendas de merchandising, las de comida americana en el
exterior del estadio daban ya ambiente, aunque lo mejor estaba por llegar en la
zona de tailgate.
Hasta allí nos dirigimos en cuanto abrió y empezamos a
alucinar realmente. Todo el mundo equipado con camisetas de equipos NFL, aquí
predominaban las de los Cowboys, por una mayoría aplastante además, las de los
Jaguars eran bastante más escasas y no me atrevo a decir que eran las segundas
en número… y se veían de todos los equipos. Como anécdota diré que me hice una
foto con un chico alemán de los Bears que estaba tratando de hacerse una foto
con un fan de cada equipo de los 32 de la NFL y por lo que me comentó yo era el
que le faltaba (esto sucedió ya bastante tarde, casi a la hora de entrar al
estadio) o sea que puedo asegurar sin miedo a equivocarme que los Chiefs eran
el equipo menos representado ese día (y eso que me topé con 2 chicas con
camisetas del equipo de Missouri)
Allí había de todo relacionado con la NFL, un stand donde
podías jugar al Madden, otro donde tras una interminable cola te podías hacer
una foto con el trofeo Vince Lombardi (se da al ganador de la SuperBowl) y que
no me hice por no estar allí toda la mañana. Otros stands te permitían probar
tu destreza como QB, kicker, WR o running back. Pero la estrella (además de la del
Lombardi) era una donde podías hacer las pruebas que hacen a los jugadores del
draft el día del Combine y comparar tus marcas con la de las figuras de este
deporte.
Además, muchos stands con todo tipo de comida y cerveza,
mucha cerveza… lo cual me llamó poderosamente la atención por comparación con
el fútbol patrio, pues no hubo ni una riña, ni una pelea, ni una mala cara.
(Dentro del estadio estadio también vendían cerveza, a precios prohibitivos,
eso sí)
En resumen, el tailgate era un crisol de fans de diferentes
equipos, juegos, comida, bebida y sobre todo muy buen rollo. Una experiencia
muy gratificante que, visto lo que ocurre en el deporte rey de este país,
produce muchísima envidia sana.
El acceso al estadio, a pesar de llevar una seguridad muy
estricta, fue rápido y bien organizado, y Wembley es un estadio alucinante, con
ascensores y escaleras mecánicas, así que nada llegamos a nuestras localidades
y allí comprobamos que es una maravilla de estadio.
Ver a los equipos calentar es una pasada y ya empieza uno a
ponerse en modo “partido”, pero antes de comenzar llega el momento más
espectacular del evento, y es cuando suenan los himnos, empieza el “Star and
spangled banner” (himno USA) y luego el “God sabe the Queen” que se convirtió
en una auténtica pasada con todo Wembley cantándolo. Se me pusieron los pelos
de punta, no digo más. A todo ello se unió el espectacular mosaico que
realizamos pues ese fin de semana se conmemoraban los 100 años del inicio de la
Primera Guerra Mundial, haciendo que fuese un espectáculo único y digno de
vivir.
Luego vino la actuación musical (al descanso habría más) y
el show de la mascota de los Jaguars, un jaguar llamado Jackson De Ville que,
sin duda es la mejor mascota de todos los clubs deportivos del mundo y que consistió
en saltar haciendo “puenting” desde el
techo del estadio.
Y del partido en sí, poco os diré pues hay por ahí crónicas
bien hechas, así no tendré que dejar evidencia de lo poquísimo que realmente se
de football. Es caso es que fue una “violación” en toda regla de los Cowboys a
unos Jaguars que prometían mucho más a principio de temporada. Me quedo con el
hecho de que probablemente he visto a los mejores Cowboys de los últimos (y no
tan últimos) años, y a un Tony Romo en estado de gracia (y eso que estaba
lesionado y fue duda hasta última hora)
Tras el partido, otra cosa que me dejo “con el culo torcido”
es como se desaloja Wembley y como se gestiona el tema del metro. No hace falta
comprar billete, te van guiando hasta el andén, unos por unas calles, otros por
otras (dependiendo del destino) y te meten en el metro hasta tu lugar de “origen”.
De 10.
La conclusión (si es que alguno de los pocos que lee este blog
ha llegado aquí) es que fue una experiencia genial y que me he quedado con
muchas ganas de repetir. La idea era repetir dentro de unos años, pero como
todo no puede ser perfecto resulta que el año que viene, uno de los equipos que
jugarán en Londres (en concreto el 1 de noviembre) es mis queridísimos Kansas
City Chiefs…. lo cual me pone en una tesitura horrible, pues no contaba con ir
en el 2015, pero es una oportunidad única en la vida.
Sigh.