jueves, 7 de febrero de 2013

El paraíso de la corrupción



La corrupción política es el sino de nuestra época en este nuestro país, vemos que de un tiempo a esta parte se están destapando cientos de casos de corrupción a cada cual más sonrojante. No es algo nuevo, pero estos casos salen a la palestra (o se les da más relevancia) en tiempos de crisis, en buena lógica.
En esta época tan difícil y dura, donde hay casi 6 millones de parados, y donde se nos exigen sacrificios y recortes día sí y día también, es muy duro ver todas las corruptelas que suceden a nuestro alrededor.
Y nos indignamos, claro que nos indignamos, y llegamos a la conclusión de que la “casta” política (como si de hindús se tratase) es corrupta por naturaleza.
Pero, y que quede bien claro que no es PARA NADA un intento de justificar estos comportamientos, debemos hacer autocrítica para localizar el foco (y por consiguiente, erradicarlo) de este problema. Vuelvo a repetir, antes de entrar en faena, que cada uno es muy responsable de sus actos y debe pagar por ellos.
Los políticos, mal que nos pese, no son una “raza aparte”, son españoles, como el resto y que tienen una educación basal española, y ahí es donde radica el problema, en nuestra educación (y no me refiero a cultura general)
Este es un país de listos, siempre lo ha sido, siempre se ha premiado y valorado la actitud de aquel que burla la ley y se beneficia. Siempre llegan más lejos y más arriba los listos que los inteligentes.  Aquí, el que se escaquea de pagar impuestos, multas, cargos es un listo, y al que los paga, se le tacha de “pringao”(siendo generosos). Incluso en tiempos de bonanza está bien visto (o al menos no muy mal visto)
Todos hemos visto a gente saltar los tornos del metro (“es muy caro”), aparcar en reservados a minusválidos (“es para 5 min”), pedir facturas sin IVA (“el IVA es un robo”), engañar en bajas médicas (“que más da que hoy no vaya”), descargarse películas o música (“el cine es un robo”), copiar en exámenes (“si no me pillan, es que son tontos”), dar una parte del dinero de compra de vivienda en “negro” (“todo el mundo lo hace”) y cientos de actitudes similares.
Es el pan nuestro de cada día, lo hemos “mamado”, lo vemos como normal, lógico… todos protestamos cuando nos ponen una multa de tráfico y decimos que la culpa es de la policía “que van a pillar” pero si no hay radar vamos a más de 120 y si no hay controles de alcoholemia, bebemos.
Todo esto va aumentando en función a lo que tenemos a mano, y según aumenta nuestra capacidad de defraudar, lo vamos haciendo en mayor medida cada vez. La diferencia entre Bárcenas y quien no pide factura es el montante total de la operación, esto es así, no nos engañemos.
Así que para cambiar esto, si es que queremos, y acabar con esta corrupción generalizada deberemos cambiar nuestra educación moral, empezar a inculcar a nuestros hijos e hijas que hay que respetar y cumplir la ley, y que nuestros impuestos son para beneficio nuestro en general y que cuando ellos sean alcaldes, presidentes, banqueros… no deben robarlo, ni defraudar, en definitiva, deben de ser ciudadanos honrados. Solo así podremos salir (en futuro de 2-3 generaciones) de este pozo de corrupción y piratería.
Esto es si realmente queremos cambiar, si lo que queremos es que no haya corrupción mientras nos están apretando “porque no es justo”, nada podremos hacer, solo queda aguantar hasta que vuelvan las “vacas gordas” y ya no nos importe un cagao que esa obra innecesaria de nuestra ciudad haya cuadruplicado misteriosamente su presupuesto.

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