La corrupción política es el sino de nuestra época en este
nuestro país, vemos que de un tiempo a esta parte se están destapando cientos
de casos de corrupción a cada cual más sonrojante. No es algo nuevo, pero estos
casos salen a la palestra (o se les da más relevancia) en tiempos de crisis, en
buena lógica.
En esta época tan difícil y dura, donde hay casi 6 millones
de parados, y donde se nos exigen sacrificios y recortes día sí y día también,
es muy duro ver todas las corruptelas que suceden a nuestro alrededor.
Y nos indignamos, claro que nos indignamos, y llegamos a la
conclusión de que la “casta” política (como si de hindús se tratase) es
corrupta por naturaleza.
Pero, y que quede bien claro que no es PARA NADA un intento
de justificar estos comportamientos, debemos hacer autocrítica para localizar
el foco (y por consiguiente, erradicarlo) de este problema. Vuelvo a repetir,
antes de entrar en faena, que cada uno es muy responsable de sus actos y debe pagar
por ellos.
Los políticos, mal que nos pese, no son una “raza aparte”,
son españoles, como el resto y que tienen una educación basal española, y ahí
es donde radica el problema, en nuestra educación (y no me refiero a cultura
general)
Este es un país de listos, siempre lo ha sido, siempre se ha
premiado y valorado la actitud de aquel que burla la ley y se beneficia.
Siempre llegan más lejos y más arriba los listos que los inteligentes. Aquí, el que se escaquea de pagar impuestos,
multas, cargos es un listo, y al que los paga, se le tacha de “pringao”(siendo
generosos). Incluso en tiempos de bonanza está bien visto (o al menos no muy
mal visto)
Todos hemos visto a gente saltar los tornos del metro (“es
muy caro”), aparcar en reservados a minusválidos (“es para 5 min”), pedir
facturas sin IVA (“el IVA es un robo”), engañar en bajas médicas (“que más da
que hoy no vaya”), descargarse películas o música (“el cine es un robo”), copiar
en exámenes (“si no me pillan, es que son tontos”), dar una parte del dinero de
compra de vivienda en “negro” (“todo el mundo lo hace”) y cientos de actitudes
similares.
Es el pan nuestro de cada día, lo hemos “mamado”, lo vemos
como normal, lógico… todos protestamos cuando nos ponen una multa de tráfico y
decimos que la culpa es de la policía “que van a pillar” pero si no hay radar
vamos a más de 120 y si no hay controles de alcoholemia, bebemos.
Todo esto va aumentando en función a lo que tenemos a mano,
y según aumenta nuestra capacidad de defraudar, lo vamos haciendo en mayor
medida cada vez. La diferencia entre Bárcenas y quien no pide factura es el
montante total de la operación, esto es así, no nos engañemos.
Así que para cambiar esto, si es que queremos, y acabar con
esta corrupción generalizada deberemos cambiar nuestra educación moral, empezar
a inculcar a nuestros hijos e hijas que hay que respetar y cumplir la ley, y
que nuestros impuestos son para beneficio nuestro en general y que cuando ellos
sean alcaldes, presidentes, banqueros… no deben robarlo, ni defraudar, en
definitiva, deben de ser ciudadanos honrados. Solo así podremos salir (en
futuro de 2-3 generaciones) de este pozo de corrupción y piratería.
Esto es si realmente queremos cambiar, si lo que queremos es
que no haya corrupción mientras nos están apretando “porque no es justo”, nada
podremos hacer, solo queda aguantar hasta que vuelvan las “vacas gordas” y ya
no nos importe un cagao que esa obra innecesaria de nuestra ciudad haya cuadruplicado
misteriosamente su presupuesto.
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