jueves, 21 de febrero de 2013

Nacionalismos y patriotismos


No estoy orgulloso de ser asturiano. Hala, ya está, así, a saco, para empezar el tema (y atraer la atención de los pocos que puedan leer esto).
Quiero matizar que tampoco me avergüenzo de ser asturiano, es algo sobre lo que me siento totalmente indiferente, no encuentro nada por lo que debería sentirme bien por el hecho único y exclusivo de haber nacido en esta zona del mundo.
¿Por qué debería sentirme orgulloso de ser asturiano? ¿Hay algo en ello que me haga especial? ¿Si fuese gaditano debería sentirme orgulloso de ser de Cádiz? ¿Si hubiese nacido en Cádiz habría algo en ello que me haría especial? ¿Solo por el simple hecho de haber nacido en un área geográfica determinada? ¿Qué todo el mundo sea especial no es lo mismo qué que nadie lo sea? Si se piensa con claridad es totalmente ridículo.
Los nacionalismos me parecen algo absurdo, quizás de lo más absurdo que conozco. Cuidado que hablo de nacionalismos en genérico, o sea, también hablo de patriotismos, porque tampoco estoy orgulloso de ser español.
El nacer en un determinado sitio “solo” me proporciona una manera de hablar o idioma que podría aprender cualquier otra persona independientemente de donde haya nacido.(y en algunos casos ni eso), y unos recursos y posibilidades determinadas (además estos recursos y posibilidades solo varían si pasamos de un “mundo” al “otro”, es decir del primer mundo a los demás). No tengo porque sentirme identificado con otras personas solo porque hayan nacido en mi misma zona geográfica (artificialmente delimitada, por cierto).
Es cierto que me gusta mi tierra, y tiene cosas que a mí me parecen muy bonitas, y tiene también cosas que a mucha más gente de otros lugares también les parecen muy bonitas, pero eso ocurre en todos los lugares del mundo. Los casos en los que a la gente no les gusta nada de su tierra de origen son mínimos. Y yo he estado en bastantes sitios donde he visto cosas tan bonitas como las de mi tierra, incluso más, y también menos.
Sentir afinidad por otra persona, solo porque sea de mi misma comunidad autónoma, o país, o continente no deja de ser un sinsentido. Si nos vamos a lo de las comunidades autónomas, ¿Por qué debería una persona de Llanes sentir más afinidad por una de Luarca (171 km los separan) que por una de Unquera (24 km)? ¿Porque los dos primeros son asturianos y el otro cántabro? ¿Debería animar a Fernando Alonso solo porque el carnet de identidad diga que hemos nacido en el mismo sitio? ¿Debería odiar a Novak Djokovic solo por ser serbio y tengo que animar a Rafa Nadal? ¿No puedo fijarme que personalidad me gusta más o es más compatible con mi forma de ser y/o pensar? ¿Es lógico que mis gustos y ánimos se basen solo en áreas geográficas?
Algo que se asocia a esto son los estereotipos de los nativos de cualquier sitio, yo tengo que reconocer que la mayoría de los tacaños que conozco son asturianos, y no catalanes; la mayoría de chulos son asturianos y no madrileños; y la mayoría de mala gente e hijosdeputa que conozco son, sí, en efecto, asturianos. Pero solo porque el porcentaje de asturianos que conozco es muchísimo mayor, pero es muy probable que en el resto de lugares pase lo mismo. Mala gente y buena gente la hay en todos los lugares, independientemente de donde diga google maps que está localizado el lugar donde han nacido.
¿Qué pasa si yo nazco en Andalucía y a los 3 días de nacer me voy a vivir a Asturias? ¿Seré un vago redomado, del Betis, y hablaré con acento andaluz? ¿O seré un babayu, del Sporting y que chapurrea bable?
Por eso jamás entenderé los patriotismos, nacionalismo o localismos, porque si algo tienen es que se pueden ir reduciendo al absurdo hasta llegar a los “yoismos”. Ejemplo: “Soy europeo, y estoy orgulloso de no ser americano. Soy español, y estoy orgulloso de no se franchute. Soy asturiano, y estoy orgulloso de no ser catalufo. Soy gijonés, y estoy orgulloso de no ser carballón. Soy de La Calzada, y estoy orgulloso de no ser un pijo de Viesques. Y al final diré que estoy orgulloso de ser yo y estoy orgulloso de no ser tú”
Para mí, lo verdaderamente importante, no es donde naces, si no con quién te crías, y vas formando tu personalidad, al final uno no es de un lugar, si no de una gente, que te influye, te marca y te moldea.
Por eso yo no estoy orgulloso de ser asturiano, y si lo estoy y mucho de mis amigos (asturianos la mayoría, pero también madrileños, valencianos, andaluces, americanos, chilenos…) y de mi familia. Y por eso, cuando vuelvo a Asturias después de un viaje, me siento bien y a gusto, pero no porque esté en el “paraíso” si no porque estoy cerca de mi gente, que es donde mejor estoy.
Estoy totalmente seguro que si yo me tuviese que ir a vivir a San Tirso de Abres (por ejemplo) sin poder ver a mi gente, estaría mal por muy Asturias y “mi tierra” que sea. Y si toda mi gente viviese en Cádiz, me sentiría como en casa cerca de “la tacita de plata”.

jueves, 7 de febrero de 2013

El paraíso de la corrupción



La corrupción política es el sino de nuestra época en este nuestro país, vemos que de un tiempo a esta parte se están destapando cientos de casos de corrupción a cada cual más sonrojante. No es algo nuevo, pero estos casos salen a la palestra (o se les da más relevancia) en tiempos de crisis, en buena lógica.
En esta época tan difícil y dura, donde hay casi 6 millones de parados, y donde se nos exigen sacrificios y recortes día sí y día también, es muy duro ver todas las corruptelas que suceden a nuestro alrededor.
Y nos indignamos, claro que nos indignamos, y llegamos a la conclusión de que la “casta” política (como si de hindús se tratase) es corrupta por naturaleza.
Pero, y que quede bien claro que no es PARA NADA un intento de justificar estos comportamientos, debemos hacer autocrítica para localizar el foco (y por consiguiente, erradicarlo) de este problema. Vuelvo a repetir, antes de entrar en faena, que cada uno es muy responsable de sus actos y debe pagar por ellos.
Los políticos, mal que nos pese, no son una “raza aparte”, son españoles, como el resto y que tienen una educación basal española, y ahí es donde radica el problema, en nuestra educación (y no me refiero a cultura general)
Este es un país de listos, siempre lo ha sido, siempre se ha premiado y valorado la actitud de aquel que burla la ley y se beneficia. Siempre llegan más lejos y más arriba los listos que los inteligentes.  Aquí, el que se escaquea de pagar impuestos, multas, cargos es un listo, y al que los paga, se le tacha de “pringao”(siendo generosos). Incluso en tiempos de bonanza está bien visto (o al menos no muy mal visto)
Todos hemos visto a gente saltar los tornos del metro (“es muy caro”), aparcar en reservados a minusválidos (“es para 5 min”), pedir facturas sin IVA (“el IVA es un robo”), engañar en bajas médicas (“que más da que hoy no vaya”), descargarse películas o música (“el cine es un robo”), copiar en exámenes (“si no me pillan, es que son tontos”), dar una parte del dinero de compra de vivienda en “negro” (“todo el mundo lo hace”) y cientos de actitudes similares.
Es el pan nuestro de cada día, lo hemos “mamado”, lo vemos como normal, lógico… todos protestamos cuando nos ponen una multa de tráfico y decimos que la culpa es de la policía “que van a pillar” pero si no hay radar vamos a más de 120 y si no hay controles de alcoholemia, bebemos.
Todo esto va aumentando en función a lo que tenemos a mano, y según aumenta nuestra capacidad de defraudar, lo vamos haciendo en mayor medida cada vez. La diferencia entre Bárcenas y quien no pide factura es el montante total de la operación, esto es así, no nos engañemos.
Así que para cambiar esto, si es que queremos, y acabar con esta corrupción generalizada deberemos cambiar nuestra educación moral, empezar a inculcar a nuestros hijos e hijas que hay que respetar y cumplir la ley, y que nuestros impuestos son para beneficio nuestro en general y que cuando ellos sean alcaldes, presidentes, banqueros… no deben robarlo, ni defraudar, en definitiva, deben de ser ciudadanos honrados. Solo así podremos salir (en futuro de 2-3 generaciones) de este pozo de corrupción y piratería.
Esto es si realmente queremos cambiar, si lo que queremos es que no haya corrupción mientras nos están apretando “porque no es justo”, nada podremos hacer, solo queda aguantar hasta que vuelvan las “vacas gordas” y ya no nos importe un cagao que esa obra innecesaria de nuestra ciudad haya cuadruplicado misteriosamente su presupuesto.