Antes de empezar quiero puntualizar varias cosas; me encanta
el fútbol, y además soy del Sporting, de siempre, de toda la vida y socio desde
hace mucho, unos 18 años o puede que más, no recuerdo… en esta entrada voy a
hablar del fútbol moderno desde el punto de vista del Sporting (por que es el
que más conozco, pero hablaré de algunos otros clubs) y el título se refiere
más a como vive la gente o como se “entiende” ahora el fútbol, que a como se
juega, que realmente me parece más divertido, espectacular y rápido que el
fútbol antiguo, pero vayamos a lio.
El fútbol ha cambiado, esto es innegable, pero no solo el
juego en sí (más profesional, más exigente, etc.) si no, y esto es lo peor y lo
que realmente odio, su entorno, la forma de entenderlo.
Antes, el fútbol era el opio del pueblo, movía gente y
dinero, ahora es una o mejor dicho muchas religiones. Y como todas las
religiones, esto ha supuesto una radicalización absoluta de los hechos que
realmente suceden. Ahora mueve masas de gente y sobre todo de dinero.
Es una religión donde, además solo admite talibanes. Hay que
defender a tu dios-equipo ante todo y frente a todo, sin reconocer sus errores
o sus fallos, cualquier adorador de otro dios-religión es, por lo normal, un
enemigo mortal al que insultar, zaherir y humillar en todos los lugares, campos
de fútbol, foros de internet, debates televisivos, etc. Es por lo tanto un
campo de cultivo abonado para violentos, separatistas, e instigadores de
violencia amparándose en “el amor a unos colores”.
Hoy días see celebran como grandísimos éxitos cosas que
antes eran, incluso fracasos… y se tratan como tragedias personales fracasos
deportivos, llegando a veces a pedir cabezas (literalmente), agresiones y
manifestaciones masivas que ni siquiera la pérdida de derechos sociales o de
millones de puestos de trabajo logran.
En el caso del Sporting recuerdo la última vez que se jugó
la UEFA, el equipo iba a jugar en Valencia frente al equipo ché que se jugaba
lo mismo, el que ganaba, disputaba la competición europea, pues bien, se ganó
allí, 0-1 y se consumó la ya, por desgracia, última participación europea hasta
el momento del equipo gijonés. No hubo
recibimientos masivos en el aeropuerto (no me atrevo a decir que no fue nadie,
pero salvo familiares y amigos así debió ser). No quiero imaginarme la que se
liaría en Gijón si dicho logro tuviese lugar en esos días, tomando con ejemplo
como se les recibió después de perder en Castellón una oportunidad de ascender,
o cuando llegaron de Éibar y el famoso partido de Rodado Rodríguez como
trencilla.
El propio Sporting fue subcampeón de Liga y de Copa (2
veces) con auténticos equipazos y con jugadores espectaculares a los que se les
trató con respeto y cierta admiración, pero con bastante mesura. Hoy día,
auténticas medianías son elevados a la categoría de dioses por cosas
absolutamente nimias, como puede ser marcar un gol en el Bernabeu (con derrota)
o besar un escudo.
El Sporting que ganó en el Bernabeu al Madrid varias veces,
e incluso ganó en el Camp Nou por 0-4, vio como se abrían grupos en Facebook llamados “Yo vi ganar al Sporting en
el Bernabeu durante 10 min” (y luego ganó el año siguiente) y cosas así.
Otro ejemplo fue ver al Real Madrid celebrar una Copa del
Rey como si hubiesen ganado 17 Champions en un solo partido, o al Oviedo
celebrar un ascenso de 3ª división a 2ª B con autobuses descapotables y
recepciones en el ayuntamiento, un equipo histórico como el carballón, que
incluso jugó competiciones europeas.
La estatua a Manuel Preciado en el Molinón, me parece casi
el culmen de esta nueva forma de ver el fútbol, un entrenador aceptable y una
gran persona, pero no un símbolo del sportingismo como podría ser Quini, y para
que no me crucifiquéis os propongo que penséis en esta iniciativa pero con
Manolo vivo y entrenando al Villareal…
Este cambio de forma de pensar y el paso de admiración a
adoración total y absoluta viene motivado, a mi entender, en la entrada de los
medios de comunicación “a saco” en el tema, cuando han empezado a vendernos a
los jugadores como semidioses y a los equipos como algo que no puede ser
mancillado por nadie.
Me parece muy triste que hoy días se magnifiquen cosas que
hace varios años eran hechos mediocres o normales. El nivel de exigencia ha
bajado mucho, ya no somos “racionales” (todo lo que se podía ser antes en un
deporte donde la pasión es muy importante) y hemos perdido el norte.
Creo además que esto se acentúa con cada temporada, lo cual
me parece contraproducente para el fútbol. Eso o que yo me he cansado de un
juego donde todo se magnifica a niveles totalmente absurdos e irreales y que
nos bombardean, día y noche, convirtiendo un hermosísimo deporte en un
macro-negocio que trata de exprimirnos de forma económica y mental minuto a
minuto.
Será eso, será que ya me estoy haciendo viejo.
Puxa
Sporting!!!
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