sábado, 6 de octubre de 2012

Odio eterno al fútbol moderno.



Antes de empezar quiero puntualizar varias cosas; me encanta el fútbol, y además soy del Sporting, de siempre, de toda la vida y socio desde hace mucho, unos 18 años o puede que más, no recuerdo… en esta entrada voy a hablar del fútbol moderno desde el punto de vista del Sporting (por que es el que más conozco, pero hablaré de algunos otros clubs) y el título se refiere más a como vive la gente o como se “entiende” ahora el fútbol, que a como se juega, que realmente me parece más divertido, espectacular y rápido que el fútbol antiguo, pero vayamos a lio.
El fútbol ha cambiado, esto es innegable, pero no solo el juego en sí (más profesional, más exigente, etc.) si no, y esto es lo peor y lo que realmente odio, su entorno, la forma de entenderlo.
Antes, el fútbol era el opio del pueblo, movía gente y dinero, ahora es una o mejor dicho muchas religiones. Y como todas las religiones, esto ha supuesto una radicalización absoluta de los hechos que realmente suceden. Ahora mueve masas de gente y sobre todo de dinero.
Es una religión donde, además solo admite talibanes. Hay que defender a tu dios-equipo ante todo y frente a todo, sin reconocer sus errores o sus fallos, cualquier adorador de otro dios-religión es, por lo normal, un enemigo mortal al que insultar, zaherir y humillar en todos los lugares, campos de fútbol, foros de internet, debates televisivos, etc. Es por lo tanto un campo de cultivo abonado para violentos, separatistas, e instigadores de violencia amparándose en “el amor a unos colores”.
Hoy días see celebran como grandísimos éxitos cosas que antes eran, incluso fracasos… y se tratan como tragedias personales fracasos deportivos, llegando a veces a pedir cabezas (literalmente), agresiones y manifestaciones masivas que ni siquiera la pérdida de derechos sociales o de millones de puestos de trabajo logran.
En el caso del Sporting recuerdo la última vez que se jugó la UEFA, el equipo iba a jugar en Valencia frente al equipo ché que se jugaba lo mismo, el que ganaba, disputaba la competición europea, pues bien, se ganó allí, 0-1 y se consumó la ya, por desgracia, última participación europea hasta el momento del equipo gijonés.  No hubo recibimientos masivos en el aeropuerto (no me atrevo a decir que no fue nadie, pero salvo familiares y amigos así debió ser). No quiero imaginarme la que se liaría en Gijón si dicho logro tuviese lugar en esos días, tomando con ejemplo como se les recibió después de perder en Castellón una oportunidad de ascender, o cuando llegaron de Éibar y el famoso partido de Rodado Rodríguez como trencilla.
El propio Sporting fue subcampeón de Liga y de Copa (2 veces) con auténticos equipazos y con jugadores espectaculares a los que se les trató con respeto y cierta admiración, pero con bastante mesura. Hoy día, auténticas medianías son elevados a la categoría de dioses por cosas absolutamente nimias, como puede ser marcar un gol en el Bernabeu (con derrota) o besar un escudo.
El Sporting que ganó en el Bernabeu al Madrid varias veces, e incluso ganó en el Camp Nou por 0-4, vio como se abrían grupos en  Facebook llamados “Yo vi ganar al Sporting en el Bernabeu durante 10 min” (y luego ganó el año siguiente) y cosas así.
Otro ejemplo fue ver al Real Madrid celebrar una Copa del Rey como si hubiesen ganado 17 Champions en un solo partido, o al Oviedo celebrar un ascenso de 3ª división a 2ª B con autobuses descapotables y recepciones en el ayuntamiento, un equipo histórico como el carballón, que incluso jugó competiciones europeas.
La estatua a Manuel Preciado en el Molinón, me parece casi el culmen de esta nueva forma de ver el fútbol, un entrenador aceptable y una gran persona, pero no un símbolo del sportingismo como podría ser Quini, y para que no me crucifiquéis os propongo que penséis en esta iniciativa pero con Manolo vivo y entrenando al Villareal…
Este cambio de forma de pensar y el paso de admiración a adoración total y absoluta viene motivado, a mi entender, en la entrada de los medios de comunicación “a saco” en el tema, cuando han empezado a vendernos a los jugadores como semidioses y a los equipos como algo que no puede ser mancillado por nadie.
Me parece muy triste que hoy días se magnifiquen cosas que hace varios años eran hechos mediocres o normales. El nivel de exigencia ha bajado mucho, ya no somos “racionales” (todo lo que se podía ser antes en un deporte donde la pasión es muy importante) y hemos perdido el norte.
Creo además que esto se acentúa con cada temporada, lo cual me parece contraproducente para el fútbol. Eso o que yo me he cansado de un juego donde todo se magnifica a niveles totalmente absurdos e irreales y que nos bombardean, día y noche, convirtiendo un hermosísimo deporte en un macro-negocio que trata de exprimirnos de forma económica y mental minuto a minuto.
Será eso, será que ya me estoy haciendo viejo.
Puxa Sporting!!!

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