jueves, 16 de agosto de 2012

Carta a Mireia Belmonte


Esta carta la dirijo a Mireia por haber ganado 2 medallas y por haber sido la primera medallista española de London 2012, pero sirve exactamente para Maialen Chorraut, Xabi Gomez Noya, Marina Alabau, Joel Gonzalez, Tamara Echegoyen, Ángela Pumariega,  Sofía Toro, Ona Carbonell, Andrea Fuentes, el equipo femenino de waterpolo, el equipo femenino de balonmano, el equipo femenino de natación sincronizada, David Cal, Brigitte Yagüe, Nicolás García, Saúl Craviotto y Maider Unda.
Lo primero felicitaros por vuestros éxitos y lo segundo y más importante pediros perdón.
Perdón por haberos ignorado de manera flagrante, por parte del 95% de los aficionados y del 100% de los medios de comunicación “grandes”, antes de los JJOO, y lo que es peor, por ignoraros después, hasta los próximos juegos.
Porque en España, somos así de injustos con el deporte, ahora empieza el fútbol, dios que todo lo puede, y el resto no importa… ya no nos fijaremos en si entrenáis mucho, si os habéis lesionado, si vuestras becas son suficientes o alguno tiene que trabajar para sobrevivir, ni siquiera si habéis ganado alguna prueba de la relevancia que sea. Ya no nos importará, estaremos pendientes (porque así nos lo “embuten” y así lo aceptamos) de si CR7 (que es nombre de robot) ha cambiado el color de sus zapatillas, o de si Messi ha escupido en el entrenamiento después de hablar con Tito Vilanova.
No nos importará que tengáis palmarés tan increíbles como el de Xabi Gomez Noya, ni que batáis records de Europa como Mireia.
Todo eso carece de importancia frente a si el árbitro concedió un saque de puerta a favor del Barça que no era, o frente a que el Madrid tiene que jugar 2 horas antes que el “eterno rival” con el consecuente “mayor desgaste” para uno de ellos.
Y ya no digo nada cuando llegue “el partido del siglo” (del cual ya hemos visto unos 30 en lo que va de siglo, precisamente) porque se parará el mundo…
Pediros perdón porque tengáis que sufrir recortes en vuestros presupuestos porque no hay patrocinadores, al no ser rentables y que algunos tengáis que buscaros la vida y los cuartos en otros países, mientras aquí, la tele da a los 2 “grandes” dinero más que de sobra para preparar un programa olímpico de garantías, o como se gastan 30 millones de euros para fichar a tal o cual jugador…
Tampoco se os recibirá con grandes fastos, si acaso en el ayuntamiento de la localidad donde habéis nacido o residís, pero nada comparado a como se recibe a los futbolistas campeones de Europa o del mundo (evento que también sucede cada 4 años y que debería tener el mismo valor que los JJOO)
Sumado a todo esto tendréis una mínima repercusión en la prensa (seguramente local) de vuestros mayores éxitos (campeonatos del mundo, de Europa, etc.) mientras se televisa en “prime time” un Costa Rica-España de risa.
Eso sí, nada de lo anterior os exime de, en las próximas olimpiadas, ser duramente criticados si no obtenéis medalla (porque en este país, los diplomas olímpicos no cuentan, talmente parece que los 46 millones de españoles tenemos varios de esos, y quedar 4º, 5º, 6º… en una competición donde acuden los mejores a darlo todo es catalogado como “una pobre actuación”).
Por supuesto, en el caso de un positivo en un control antidoping, seréis puestos a los pies de los caballos y se os hará un escarnio público sin esperar los contranálisis, ni nada. En ese caso si que ocuparéis portadas, y minutos en la tele y en columnas de opinión...
Eso sí, dad gracias de que los “profesionales” del fútbol no puedan disputar los JJOO, porque entonces, si Messi, CR7 o Casillas estuviesen en la villa olímpica, si que no tendrías ni esos 15 minutos de gloría.
Por todo ello os vuelvo a pedir perdón, y a demostraros mi más sincera admiración, pues para mí vosotros sois los auténticos deportistas, no esas “estrellitas hollywoodienses tan pagadas de sí mismas” que son los futbolistas de élite.
Nos volveremos a ver en Brasil 2016, hasta entonces, os deseo un buen peregrinar por los mundos del deporte anónimo y sufrido.
PD: La selección de baloncesto no la he incluido aquí, porque (por poco) se salva de este trato injusto y vejatorio por parte de la prensa y los aficionados.

miércoles, 1 de agosto de 2012

All the small things


Hoy me voy a poner un poco sentimental, y no voy a hablar de cosas que me indignan, o que me cabrean, voy a hablar de los momentos que compensan todo lo demás. Y me va a quedar una entrada un poco cursi y ñoña, pero que ostias, me apetece.
Si lo miras en su globalidad, la vida es algo bastante chungo, y para la mayor parte de la gente es un poco mierder (o muy mierder). Se trata simplemente de sobrevivir, muchas veces con bastante menos de lo imprescindible, pero no voy a hablar de la situación en el tercer mundo; voy a hablar de mi caso, aunque quede un poco frívolo comparándolo con lo que ocurre en el mundo, ya que no dejo de ser un privilegiado, mi caso, como muchos españoles de clase “media-baja” consiste en trabajar (los que de momento aún podemos), tragar con mierdas, endeudarse y seguir trabajando para pagar esas deudas, y todo además aderezado con sufrimientos, sinsabores, humillaciones y derrotas varias.
Pero, sin embargo, la vida merece la pena y mucho; muchísimo. Y eso que hace que la vida sea algo realmente maravilloso no son grandes cosas, ni hechos excepcionales, ni grandes posesiones o fortunas, si no las pequeñas cosas, los detalles, eso que hace que un día nefasto cambie de manera radical, o que en un momento de sufrimiento aflore una sonrisa.
Para mí la vida merece la pena por cosas muy pequeñas, pero muy necesarias para mi salud mental, un gol del Sporting, un whatssapp de un amigo contando un chiste, una cerveza bien fría al llegar a casa, jugar un partido con mi equipo y darlo todo (aunque perdamos), la risa de mi hija, una caricia de Marta, o una mirada, o un abrazo, recordar un momento divertido con tuve algún familiar que ya no está, hablar con mi padre de fútbol, comer con mis abuelos, reírme con mi madre, un café con alguna amiga que vive lejos y que solo veo muy de vez en cuando…
Un sinfín de cosas que, si las miras fríamente, no tienen valor material, económico o laboral, pero que son el tipo de cosas que hacen que uno no arroje la toalla y siga en la brecha. Las cosas que compensan los marrones del día a día y que, realmente son el motor de la vida (o al menos de la mía)
Me gustaría preguntaros que cosas pequeñas son las que os permiten seguir tras sinsabores, perrerías y disgustos, pero no tengo muy claro que alguien lea esto, pero si lo leéis me vale con que lo penséis y os las digáis a vosotros mismos.