Odio el término “novela gráfica”. Vale, es un término cuanto
menos controvertido, ya que puede hacer referencia a un formato de publicación (tapa
dura, edición de lujo, historia auto-concluyente, etc.) y en ese sentido no
tengo ningún problema.
Lo que me da rabia es que se use como diferenciación “cultural”,
es decir, en contraposición a comic (o tebeo) presuponiendo con ello que es un
producto de más calidad y por lo tanto más interesante, más “de adulto”, en
definitiva más “cool”.
Hoy día hay mucho “cooltureta” que no lee comics y muchísimo
menos tebeos, lee “novelas gráficas”. Los comics son para adolescentes, y los
tebeos ya para niños. Y sin embargo todo es lo mismo, todo son tebeos, o comics
porque utilizan la misma técnica para contar su historia.
Sin embargo la división en tebeos como publicaciones humorísticas,
los comics como publicaciones de aventuras y superhéroes y las “novelas
gráficas” como publicaciones “adultas” sobre temas “serios” o históricos está
muy extendida. Y además, lo que más me jode es que, se utiliza para catalogar el nivel de madurez de los
lectores… con 40 años no puedes leer comics ni tebeos, tienes que leer “novelas
gráficas”.
Pues bien amigos, yo leo comics o tebeos y bien orgulloso que estoy.
Pues bien amigos, yo leo comics o tebeos y bien orgulloso que estoy.
En fin, que yo venía a hablar de los últimos tebeos o comics
que he leído (bueno, novelas gráficas, jejeje) que son “Los surcos del azar” de
Paco Roca y “La balada del norte (Tomo I)” de Alfonso Zapico, pero me he liado,
así que lo dejo para otro día.